Ha muerto Idea Vilariño, una grandísima poeta latinoamericana. Se enamoró, según ella, “del último hombre del que debía enamorarse“. Se refería nada menos que a Juan Carlos Onetti (muerto en Madrid en mayo de 1994, tras pasar en la cama los cinco últimos años de su vida).
Varios amigos y amigas me habían recomendado, hace años, que leyera los “Poemas de amor”, de Idea Vilariño, una uruguaya de armas tomar. Fue profesora de Literatura y animadora de la revolución cubana. (Compuso este poema a la muerte del Che: “Digo que no murió“). Huyó de la dictadura uruguaya y viajó -poeta y militante- por Europa y América.
Leí algunos versos suyos descarnados, de gran lirismo, que me sorprendieron por la fuerza salvaje de sus contrastes y su musicalidad. Me pareció una gran pesimista, una moribunda lleva de vida, o sea, llena de pasión. Pero no puedo decir que conociera su poesía.
El martes pasado, 28 de abril, me enteré de su muerte, a los 89 años, tras una operación quirúrgica. Al día siguiente, leí los obituarios y busqué su obra -cómo no- en Google.
Desde entonces, estoy pensando elegir uno de sus poemas de amor (mas bien de sangrante desamor) para incluir en este blog, que algunos tenemos medio abandonado por la crisis. (Precisamente cuando más falta nos hace la poesía).
Tras su muerte, crecen y se agigantan sus poemas. Ahora no me canso de leerla. Por eso, la recomiendo vivamente. ¡Qué tarde!
Finalmente, me he inclinado por el poema más conocido de Idea, que es precisamente el que escribió cuando puso fin a su relación con Onetti:
“Ya no será”
Ya no será
ya no
no viviré contigo
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.
Es un poema que me encanta, pero esta mujer “me llega” especialmente, casi me golpea, con esos poemitas de una o dos frases como ese “Uno siempre está solo” que escribió un día a la muerte de una persona muy querida para ella:
Uno siempre está solo
pero
a veces
está más solo
—
A los pocos días de la muerte de Idea, no me resisto a incluir también -con la venia de Virgina, la jefa del blog- este otro poema suyo:
Si muriera esta noche…
Si muriera esta noche
si pudiera morir
si me muriera
si este coito feroz
interminable
peleado y sin clemencia
abrazo sin piedad
beso sin tregua
alcanzara su colmo y se aflojara
si ahora mismo
si ahora
entornando los ojos me muriera
sintiera que ya está
que ya el afán cesó
y la luz ya no fuera un haz de espadas
y el aire ya no fuera un haz de espadas
y el dolor de los otros y el amor y vivir
y todo ya no fuera un haz de espadas
y acabara conmigo
para mí
para siempre
y que ya no doliera
y que ya no doliera.
—
Seleccionado y comentado por José A. Martínez Soler